Necesidades de los supervivientes de un cáncer


Muchos adolescentes y adultos jóvenes supervivientes de cáncer tienen conductas poco saludables, condiciones médicas crónicas, una mala calidad de vida, y significativas barreras para el acceso a los servicios de salud. Publicado en la revista Cancer, este estudio indica que son necesarios mayores esfuerzos para ofrecer calidad en el seguimiento de la salud de los supervivientes de cáncer adolescentes y adultos jóvenes, y animarles a vivir de una forma más saludable. Los jóvenes diagnosticados con cáncer tienen un mayor riesgo de sufrir enfermedades de larga duración y muerte temprana, no sólo a causa de su enfermedad, sino también debido a los efectos secundarios tardíos de los tratamientos.

En el nuevo estudio, Eric Tai, de la División para la Prevención y Control del Cáncer, en Atlanta, y sus colaboradores, examinaron los datos registrados en 2009 por el Sistema de Vigilancia sobre el Factor de Riesgo del Comportamiento, una encuesta telefónica que controla los comportamientos que afectan a la salud, las enfermedades crónicas, las lesiones, el acceso a la atención médica, y el cuidado preventivo.

Los investigadores compararon la información de la encuesta realizada a 4.054 supervivientes de cáncer adolescentes y adultos jóvenes (cuya edad en el primer diagnóstico de cáncer fue de entre 15 y 29 años), con la información de 345.592 personas sin un historial de cáncer. En comparación con los encuestados sin cáncer, los supervivientes adolescentes y adultos jóvenes con cáncer reportaron una mayor prevalencia de tabaquismo (26%, frente al 18%), obesidad (31%, frente al 27%), enfermedades del corazón (14%, frente al 7%), hipertensión (35%, frente al 29%), asma (15%, frente al 8%), discapacidad (36%, frente al 18%), mala salud mental (20%, frente al 10%), mala salud física (24%, frente al 10%), y mayor renuncia la atención médica, debido a su costo (24%, frente al 15%).

Los hallazgos sugieren que los supervivientes de cáncer adolescentes y adultos jóvenes experimentan comúnmente rasgos negativos de comportamiento. «Muchos de estos comportamientos negativos son potencialmente modificables», afirma Tai. Según el investigador, las guías clínicas ofrecen a los médicos y otros profesionales clínicos información valiosa sobre cómo proporcionar un seguimiento adecuado de los sobrevivientes de cáncer, y la forma de intervenir para promover hábitos saludables.
Necesidades no cubiertas

En este sentido, con motivo del Día Nacional del Superviviente del Cáncer, el Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC) presentó la pasada semana los resultados del Informe sobre las necesidades de los supervivientes de cáncer realizado entre 2.067 supervivientes de cáncer. Un documento que pone de manifiesto las principales necesidades no cubiertas de este colectivo, así como la importancia de elaborar un plan de seguimiento que incorpore los principales requisitos sobre la atención posterior de estos pacientes.

En España hay 1.500.000 personas que han sobrevivido a un cáncer y las cifras de supervivientes van en aumento: según un estudio presentado por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), el 5% de la población española será 'largo superviviente' de cáncer en 2015.

El informe aporta datos acerca del impacto físico, emocional, social, laboral y económico de la enfermedad. Además, analiza las necesidades de formación e información por parte de los supervivientes de cáncer y pone de manifiesto la importancia de poner en marcha un plan de seguimiento que de respuesta a estas necesidades y problemáticas que, hoy por hoy, no están cubiertas.

Cansancio emocional

Entre las principales conclusiones del estudio, el documento señala la pérdida de energía y el cansancio prolongado son los principales problemas físicos para el 64% de los supervivientes, mientras que el 40% indica haber tenido problemas en el ámbito sexual. Además, alrededor del 30% presenta problemas para orinar, pérdida de concentración y de memoria y dificultades para caminar.

En cuanto al impacto a nivel emocional, los resultados muestran que para un 61% de los encuestados, el mayor problema es el miedo a la recaída. Por otro lado, el 53% declararon padecer angustia y ansiedad, el 33% se mostró preocupado por los cambios en el aspecto físico y el 26% declaró tener contantes pensamientos sobre la muerte.

Respecto al ámbito social y familiar, un 20% declaró haber tenido problemas de pareja durante o tras el tratamiento, mientras que un 30% reconoció que ha disminuido de forma notable su vida social y un 10% ha evitado conocer a gente nueva. Aún así, el 62% asegura que se sintió apoyado por familiares y amigos. A nivel laboral y económico, tres de cada diez supervivientes se ha sentido discriminado o perjudicado en el trabajo a causa de la enfermedad y el 20% ha perdido su empleo o ha tenido problemas en su reincorporación laboral.

Para Begoña Barragán, presidenta de GEPAC, este estudio pone de manifiesto que «los pacientes necesitamos atención no sólo durante, sino también después de los tratamientos». En este sentido, Albert Jovell, presidente del Foro Español de Pacientes (FEP), indica que «es necesario que se adapten los recursos existentes en la actualidad, con el fin de establecer un plan de seguimiento estandarizado y unidades de atención específicas, se dé una atención psicológica y emocional, se aporte ayuda para la reincorporación a la vida social y laboral y se implementen programas de formación destinados a los afectados para la promoción de hábitos de vida saludables. Se debe disminuir el estigma social que rodea a los enfermos y a la enfermedad».

Aunque alrededor del 60% de los encuestados recibió seguimiento por parte de su oncólogo, sólo el 20% de los encuestados contó con la ayuda de una organización de pacientes o fue atendido por un psicooncólogo. Además, cinco de cada diez (56%) opinaron que es necesario recibir atención por parte de un equipo multidisciplinar, que contemple también la posibilidad de consultar a un psicólogo o a un trabajador social. Participar en las decisiones posteriores al tratamiento, recibir una copia escrita del plan de seguimiento y disponer de un teléfono para realizar consultas son otras de las demandas.

En cuanto a las necesidades de formación e información de este colectivo, más de la mitad manifestaron que ven necesario recibir técnicas de relajación y de control de las emociones e instrucción acerca de cómo incorporar una alimentación saludable y el ejercicio a su rutina diaria.

En este sentido, la SEOM ha anunciado que está ultimando un Plan Integral para la Atención a los pacientes con cáncer. Para el presidente de SEOM, Juan Jesús Cruz, «es necesario identificar los problemas de salud específicos de estos pacientes y afrontarlos de forma estructurada». Si bien matiza que no todos los largos supervivientes van a tener problemas físicos de salud, «afortunadamente la mayoría no los tendrán -puntualiza-. Los aspectos físicos y emocionales de estos largos supervivientes tienen que estar caracterizados, investigados y tratados por equipos multidisciplinares».

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