Espacio Verde, La Naturaleza y tu Salud Emocional

A mis manos llegó hace unos días una nota sobre una tesis de un estudiante llamado Joel Martínez Soto, quien se graduó de la UNAM como doctor en Psicología Social Ambiental con la tesis 'Impacto de la Naturaleza Urbana Próxima: Un Modelo Ecológico Social’(1); en ella se proponía evaluar el impacto que tienen las zonas verdes en diversas sensaciones como la fatiga, la ‘restauración psicológica’ y las percepciones sobre restauración ambiental e inseguridad en el entorno; la idea era evaluar una comunidad de una colonia y entrevistó a 120 personas; una de las conclusiones importante de ese trabajo fue que “el escenario donde la naturaleza es más próxima es más relajante y a mayor relajación se da una mayor armonía familiar. A nivel comunitario encontramos que las personas con mayor proximidad de áreas verdes se sentían más segura en su colonia", según lo afirma Martínez Soto.

Me impactó mucho y decidí investigar un poco más; me encontré con que esta idea no es tan nueva. El trabajo de Martínez se fundamenta en estudios que, desde hace más de una década, se llevan a cabo en el Laboratorio de Paisaje y Salud Humana de la Universidad de Illinois, en Estados Unidos (2). Allí existe información muy interesante, no solo sobre la afectación que tienen las zonas verdes, los espacios verdes e incluso, la condición de tener plantas en nuestras casas. Las lecturas me hicieron reflexionar sobre los conceptos paisajísticos que aplican los arquitectos colombianos en ciudades que he tenido el placer de visitar como Bogotá, Santa Marta, Bucaramanga, Tunja, Cali y muchísimos otros pueblitos más pequeños.

Consideraciones sobre el nivel de violencia de Colombia

Para no hacer de este artículo, un documento pesado, y considerando que para que exista un “caso de violencia” éste debe ser reportado por las víctimas y además, debe llevarse a cabo el respectivo proceso judicial, he de comentar que en una breve investigación encontré tristemente, que para el lapso de años entre 2000 y 2004 en Colombia se reportaron 62,7 homicidios por cada 100.000 habitantes, mientras que para los “países desarrollados” el promedio era de 1,7 (Informe de Desarrollo Humano del PNUD 2007-2008). 

El mismo estudio considera que los mayores factores de violencia en nuestro país son en su orden:

a. Los mecanismos de aprendizaje de violencia (socialización); (Atención: Según el informe ésta es una de las primeras causas)

b. Los factores socioeconómicos, sus vínculos con el ciclo económico y las políticas públicas: sociales y de orden y justicia;

c. El tráfico y uso de drogas y el alcohol,

d. La disponibilidad de armas de fuego.

Finalmente, mencionaré que la Encuesta Nacional de Hogares realizado a finales de 1985 indica que el 44% de los hogares colombianos había sido afectado por, al menos un homicidio (3) y que, según el DANE, en Colombia la tasa de homicidios de 1979 se cuadruplicó para 1999.

Cuanto más verde exista a tu alrededor…

Fuente: Ministerio de Justicia, Colombia

Quise investigar más y me encontré que, según el Ministerio de Justicia, departamentos como Cundinamarca y Magdalena presentan menores indicies de violencia (entre 25 a 50 por cada 100.000 habitantes) que nuestro querido Valle del Cauca (entre 50 y 75) y nuevamente retomé la idea del Laboratorio de Paisaje y Salud Humana, con unos de sus artículos: ‘La Vegetación podría reducir la delincuencia en los centros urbanos’ (4), en el que se afirma que (y traduzco) “en comparación con los edificios que había poca o ninguna vegetación, aquellos edificios con altos niveles de vegetación tenían un 48% menos de delitos contra la propiedad y un 56% menos de delitos violentos. Incluso pequeñas cantidades de vegetación se asociaron con tasas de criminalidad más baja” Y puntualizan: “Cuanto más verde exista en el entorno, menor será el número de delitos cometidos.” (4)

 

Personalmente pienso que sería completamente irresponsable manifestar que ciudades como Santa Marta y Bogotá tienen mucho más verde que Cali; que los cascos urbanos de Ciénaga en el Magdalena y de Tabio en Cundinamarca son unas selvas comparadas con los de Tuluá o Palmira; mucho más irresponsable sería unir los conceptos expuestos y decir que en mi “tierra querida, mi tierra preciosa, mi Valle del Cauca” existe más violencia simplemente porque aquí prefieren cortar el árbol que da sombra a la entrada de la casa para poder parquear mejor el carro o porque “ese palo hace mucha basura” y que los parques públicos en nuestros pueblos, se han convertido en una oda al cemento y las varillas (además de ser  la mejor muestra de las obras del alcalde de turno), mientras que los parques naturales (y qué decir de los parques privados) están cada vez menos al alcance de la mayoría de la población.

Lo que sí puedo expresar sin temor a equivocarme es que existen estudios que indican que los comportamientos violentos son aprendidos(como se refiere en la nota al final de este documento); además retomo una interesante comparación de la Doctora Frances Ming Kuo (5) en donde compara la salud humana con la animal, expresando que "así como las ratas y otros animales de laboratorio que viven en ambientes ajenos a su hábitat, sufren alteraciones y trastornos que afectan a su funcionamiento social, a las personas les ocurre lo mismo". Ella también expresa que entre las conclusiones más importantes de sus investigaciones, se destacan observaciones como que “en los entornos más verdes nos encontramos con que la gente es más generosa y más sociable. Encontramos fuertes lazos de vecindad social y un mayor sentido de comunidad, más confianza mutua y la voluntad de ayudar a los demás. En cambio, en puntos donde hay menos zonas verdes, hemos comprobado que el índice de violencia, las acciones criminales y los delitos contra la propiedad - incluso después de controlar los ingresos y otros factores influyentes - son mayores.”

Recientemente William Sullivan y Andrea Faber Taylor, investigadores del mismo centro, han expuesto una serie de conclusiones con las que se reafirman los beneficios de la naturaleza. Por ejemplo, señalan que “el contacto directo con entornos naturales contribuye a un mayor rendimiento y produce un mejor funcionamiento cognitivo, además de potenciar más la auto-disciplina y el control de los impulsos. En definitiva, proporciona una mayor salud mental.”

Además de que señalan que “es en los entornos más verdes donde personas operadas de cirugía han experimentado una mejor recuperación”, sabemos que  los espacios naturales facilitan la realización de la actividad física, mejoran el funcionamiento del sistema inmune, ayudan a los diabéticos a alcanzar niveles saludables de glucosa en sangre y mejoran el estado de salud funcional y las habilidades de vida de las personas mayores. En cambio, Kuo afirma que “las zonas con menos espacios verdes se asocian con mayores tasas de obesidad infantil y todo tipo de enfermedades cardiovasculares”.

Finalmente, me ha llamado poderosamente la atención que la relación naturaleza - salud humana no entiende de diferencias sociales ni de desigualdades económicas, pues Kuo y sus colaboradores han tenido en cuenta, además, indicadores como los ingresos económicos de las personas. Expresan que "Si bien es cierto que quienes tienen más poder adquisitivo tienden a tener mayor acceso a la naturaleza y mejores resultados de salud física, aquí las comparaciones muestran que incluso entre personas del mismo nivel socioeconómico, los que tienen mayor acceso a la naturaleza tienen mejores resultados de salud física”.

En conclusión, puede ser apresurado y leve decir que la violencia de nuestros pueblos se debe a la ausencia de verde en nuestro entorno, pero lo que sí me parece importante compartir es la idea de preservar los espacios públicos y del hogar, sembrando, cuidando y protegiendo plantas y árboles en cualquier parte. En donde tengamos un espacio que sea agradable para ti y para tu comunidad. Señora. Señor. Joven. Niño. Es un espacio para ti. Es un espacio para tu salud emocional. Es un amigo más, al que podrás ver crecer y con el que podrás hablar, pues te ayudará aliviándote y reconciliándote más con una Naturaleza. LA TUYA.

Si has sembrado y cuidado más de una planta o árbol, te invitamos a que compartas esta nota con tus amigos; puede que ellos no lo hayan hecho!!!

Breve comentario sobre los mecanismos de aprendizaje de la Violencia

Albert Bandura (6), en un trabajo del año 1973 expresa que la violencia es principalmente adquirida por imitación en el hogar, en la escuela y el vecindario, observando inicialmente a los progenitores, familiares más cercanos y posteriormente imitando a las personas del vecindario y mundo exterior. ¿Qué le estás enseñando a tus hijos, a tus familiares, vecinos y compañeros de trabajo?

Referencias:

1. Joel Martínez Soto . Impacto de la Naturaleza Urbana Próxima: Un Modelo Ecológico Social. http://www.posgrado.unam.mx/psicologia/congreso/CARTEL/CAR_14_MSJ.pdf. Visitado en 06/09/2011

2. Landscape and Human Health Laboratory. http://lhhl.illinois.edu/. Visitado en 06/09/2011

3. Encuesta Nacional de Hogares. http://www.iadb.org/res/publications/pubfiles/pubR-345.pdf. Visitado en 06/09/2011

4. Vegetation May Cut Crime in the Inner City, http://lhhl.illinois.edu/crime.htm. Visitado en 06/09/2011

5. Responsable de la investigación y directora del Laboratorio de Paisaje y Salud, Landscape and Human Health Laboratory

6. Albert Bandura es un psicólogo ucraniano-canadiense de tendencia conductual-cognitiva, reconocido por su trabajo sobre la teoría del aprendizaje social y su evolución al Sociocognitivismo. http://es.wikipedia.org/wiki/Albert_Bandura. Visitado en 06/09/2011