Cuidate de a quien le cuentas tus deseos


Hoy te compartiré algo que he venido observando en unas personas cercanas y que trabajé en un consulta reciente. El expresar abiertamente un deseo puede hacer que se active el “apagador de ilusiones” en las personas a las que les estás contando y esta carga vibratoria se adelantará a tus objetivos y será usada más tarde para juzgar aquello que hayas logrado.







Así opera el “Apagador de Ilusiones”
El primer concepto del que quiero hacerte consciente es del hecho de que no siempre nos es fácil identificar a las personas en las que podemos confiar, las personas que se alegrarán de nuestros deseos. De hecho es frecuente que expongamos todo un proyecto de vida a las mentes y los corazones de otros. Cuántas veces no hemos buscado personas cercanas para contarles que deseamos una cosa, que queremos emprender un viaje o anhelamos cambiar de relación sentimental.


A mí, una de mis discípulas más cercanas,  me  llevó a ser consciente de algo: algunas veces que ella me expresaba un proyecto que pensaba que podríamos orientar juntos, notaba que yo procuraba “ponerme por encima”, quitándole valor a las Ideas o Movimientos de los demás. Es una expresión de mi Arrogancia, que continúo trabajando en mi vida espiritual. Entre ambos logramos convertirlo en una divertida forma de darle potencia a nuestros proyectos; sin embargo yo estaba ejecutando lo que para ella podría llegar a ser (si ella no fuera consciente) la acción de un “apagador de Ilusiones”.


Entonces es importante que seamos conscientes, que nos demos cuenta, de las reacciones que toma la persona a la que le contamos alguno de nuestros deseos. Busquemos atentamente alguna mueca de escepticismo, una mirada de ironía u otra expresión de desvalorización que indique ideas (a veces inconscientes) como: “Lo que me dices es una tontería”, “Tú no lograrás hacer eso” o “Te digo esto porque te aprecio y quiero que no te esfuerces de más”.


Es relativamente fácil ver estas actitudes y percibir estas ideas. Pero hay una situación especial que es particularmente crítica: el de las personas que no nos dicen nada y nos hacen creer que están con nosotros, que contamos con su cercanía, su vínculo e incluso, con su complicidad y en las que luego veremos una forma de traición, seguida de la construcción de emociones como la decepción, frustración e incluso ira. ¿Por qué buscamos compartir nuestros anhelos y deseos con otros?




Estamos programados para confiar en otros como nosotros

Según un estudio en el área de las neurociencias, (Ver nota 1) en la formación y adaptación de quienes somos como seres sociales hay un principio o valor fundamental: La construcción de la Confianza, que ellos mismos describen como la idea de un riesgo mutuo al obtener un objetivo o propósito independiente. La Real Academia define la confianza en una de sus acepciones, al hablar de una persona: “Con quien se tiene trato íntimo o familiar” (Ver nota 2)


Esa forma de trato hace que podamos “entregar” parte de nuestras cargas de miedo y evitemos sentir que podemos estar en riesgo permanente; así evitamos vivir en estado de estrés todo el tiempo.


Sin embargo en ocasiones podemos “fallar” o no vernos lo suficientemente competentes a la hora de cuidarnos, de observar cautela en la dinámica de la confianza. Debemos entonces aprender a confiar y a ser confiables y para eso te entrego hoy estas tres reglas básicas. Espero que comentes y nos amplíes las tuyas.



Las 3 reglas para confiar

1. Confía en quien es fiable
Según la Real Academia ser Fiable ‘[Cosa o, menos frecuentemente, persona] de la que se puede uno fiar’. Quien te haya demostrado en otras ocasiones que no se vincula contigo juzgándote y que te permita expresar tu verdadero Yo Soy, será una persona que te valora y acepta.


2. Confía en quién piense como tú
Aquí quiero que veas que es más fácil vincularnos en Confianza con quienes se aproximan a nuestras ideas; percibiremos en esas personas una cierta “intimidad emocional” que generalmente es real (y muchas veces duradera). Es posible que tengas una amiga o familiar con quien no hablas casi nunca, una vez al año, pero a esa persona le cuentas sobre lo divino y lo humano. Allí existe una conexión emocional auténtica


3. Confía de a pocos
Revisando el punto anterior ocurre frecuentemente que lleguemos a sentir que quienes están “cerca” a nosotros, por definición, se aproximan a nuestra idea. Este concepto puede ser falso y allí podremos engendrar nuestras emociones más oscuras.

Muchas veces nuestra misma familia es nuestro mayor verdugo, pues ellos querrán (con Amor) que siempre estemos o seamos mejores. Mi recomendación es que confíes de a poco en cada uno de ellos; ve probando de a poco su capacidad de entenderte y tolerar tus ideas y acciones. 

Tómate el tiempo para evaluarlos y date cuenta de que no todos tienen porqué tener empatía contigo; no te tomes personalmente el hecho de que alguno de ellos vayan en otro rumbo o que opinen muy diferente a ti; siempre ten presente que los polos opuestos pertenecen a una misma idea, a un mismo concepto y que lo que lo que ocurre es que simplemente se diferencian en grados.



¿Y qué hacer cuando hay fallas?

Es lógico que todos, en principio, queremos expresar la idea de ser confiables de un modo perfecto. Pues debo hacerte caer en cuenta de que eso no es perfectamente cierto; no siempre estamos en condición de ser infalibles y así como otros pueden fallar, nosotros hemos fallado.


Por esto, la idea es que, junto a la potencia de nuestra Consciencia, vayamos desarrollando cierto nivel de prudencia, para que logremos un buen YO HAGO basados en la capacidad de engendrar y crearnos a nosotros mismos. A esto lo debemos acompañar con la idea de que cada día es diferente y que el Viento de hoy es diferente al de ayer.






Eso nos ayudará también a que nosotros seamos confiables para aquellos que se vinculen y para quienes procuraremos nuestra empatía que se expresará en eliminar la “necesidad” de emitir un Juicio. Ahora que, si podemos ayudar a construir, la Prudencia nuevamente nos ayudará y podremos apoyar a quien espera Confianza de nosotros. Pero nuevamente ten claro: no todos pensamos igual. Es mejor que digas “No puedo ayudarte, pues no entiendo esa Idea” y no que escuches como un tonto tratando de parecer simpático o bueno.


El tiempo y la práctica de estos consejos, te enseñará que hay personas con perfiles especializados en cortar las alas de nuestros deseos y habilidosos maestros en cercenar ilusiones de otros para lograr que nadie más que ellos se noten y que pensemos permanentemente en ellos.


Para terminar, debo exhortarte a que ya no solamente cuides a quién le cuentas tus deseos, sino que veas que es importante que te reduzcas un poco cuidando más las palabras y que percibas que puedes luchar por tus sueños con determinación y en el silencio. Revisa el por qué esperas tan desesperadamente la aprobación ajena, que se puede convertir en el cerco alambrado de tu propio camino.


Es la confianza en ti mismo la que te conducirá y acercará a los más altos propósitos, a los objetivos más valiosos, a las metas más locas.  


Notas
1. Dominic S. Fareri, Luke J. Chang and Mauricio R. Delgado. Computational Substrates of Social Value in Interpersonal Collaboration.  Journal of Neuroscience 27 May 2015, 35 (21) 8170-8180; DOI: https://doi.org/10.1523/JNEUROSCI.4775-14.2015

2. Diccionario de la Real Academia de la Lengua. http://dle.rae.es/srv/fetch?id=AF8rq9a




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