Aprende a reconocer al Maestro
Hoy te comparto un escrito que encontré hace unos años y
que, gracias a la visita de Enric Corbera a nuestro país, me ha exhortado a
comunicar unas reflexiones sobre la labor del terapeuta, la “fama” o el nombre
del sanador y las características del Maestro o Guía Espiritual.
Quienes me conocen saben que, como lo dicen los filósofos
modernos de Les Luthiers, yo no “estoy con ustedes porque soy el Aura
Prístina de la Divinidad”; de hecho si buscan Guías chambones y poco
ortodoxos, llegan a mi consultorio. Así que hay les dejo. Provecho.
¿Realmente pensamos que sólo porque alguien ha estado meditando desde
hace cinco años, o hace diez que práctica yoga, va a ser menos neurótico que la
persona de al lado? A lo sumo, tal vez será un poco más consciente de ello. Un
poco. Es por esta razón por la que pasé los últimos quince años de mi vida
investigando y escribiendo libros sobre el cultivo del discernimiento en el
camino espiritual en todas las áreas arenosas (poder, sexo, la iluminación, los
gurús, los escándalos, la psicología, la neurosis) así como las serias, pero
también confusas e inconscientes, motivaciones en el camino.
Como he conocido a cientos de maestros y miles de practicantes
espirituales a través de mi trabajo y viajes, he sido golpeada por la forma en
que nuestro punto de vista espiritual, perspectivas y experiencias acaban
siendo “infectadas” por “contaminantes conceptuales”, dando lugar a una
relación confusa e inmadura con los complejos principios espirituales. Estos
“contaminantes” son invisibles pero tan insidiosos como enfermedades de
transmisión sexual.
La siguientes clasificación no está destinada a ser definitiva, pero se
ofrece como una herramienta para la toma de conciencia de algunas de las
“enfermedades de transmisión espiritual” más comunes.
1. Espiritualidad
de comida rápida.
Mezcla la espiritualidad con una cultura que celebra la velocidad, la
multi-tarea y la gratificación instantánea y el resultado es probable que sea
espiritualidad de comida rápida. La espiritualidad de comida rápida es un
producto de la fantasía común y comprensible de que el alivio del sufrimiento
de nuestra condición humana puede ser rápido y fácil. Una cosa es clara: la
transformación espiritual no se puede tener en una solución rápida.
2. La
espiritualidad de imitación.
La espiritualidad de imitación es la tendencia a hablar, vestirse y
actuar como nos imaginamos que una persona espiritual lo haría. Se trata de un
tipo de espiritualidad que imita la realización espiritual en la forma en que
la tela de piel de leopardo imita a la piel real de un leopardo.
3. Motivaciones
confusas.
A pesar de que nuestro deseo de crecer es genuino y puro, a menudo se
mezcla con otras motivaciones, entre ellas el deseo de ser amado, el deseo de
pertenecer, la necesidad de llenar nuestro vacío interior, la creencia de que el
camino espiritual nos liberará de nuestros sufrimientos, y la ambición
espiritual (el deseo de ser especiales) de ser “mejor que”, y ser “el elegido”.
4. Identificarse
con las experiencias espirituales.
En esta enfermedad, el ego se identifica con nuestras experiencias
espirituales y las toma como propias, y empezamos a creer que estamos
encarnando ideas que han surgido dentro de nosotros en determinados momentos.
En la mayoría de los casos, no dura indefinidamente aunque tiende a perdurar
por largos periodos de tiempo en los que se creen iluminados y/o que funcionan
como maestros espirituales.
5. El ego
espiritualizado.
Esta enfermedad ocurre cuando la propia estructura de la personalidad
del ego se mezcla arraigada y profundamente con conceptos espirituales e ideas.
El resultado es una estructura del ego que es “a prueba de balas.” Cuando el
ego se espiritualiza, somos invulnerables a la ayuda, a la nueva información o
a la retroalimentación constructiva. Nos convertimos en seres humanos
impenetrables y estancamos nuestro crecimiento espiritual, todo ello en nombre
de la espiritualidad.
6. La producción en
masa de los maestros espirituales.
Hay una serie de tradiciones espirituales de moda en la actualidad que
producen personas que creen estar a un nivel de iluminación espiritual, o
maestría, que está mucho más allá de su nivel real. Esta enfermedad funciona
como una cinta transportadora espiritual: ponte en este resplandor, consigue
aquella visión, y¡ bam! estás iluminado y listo para iluminar a otros en forma
similar. El problema no es que estos profesores instruyan sino que se presentan
como si hubiesen alcanzado la maestría espiritual.
7. El orgullo
espiritual.
El orgullo espiritual se produce cuando el practicante, a través de años
de esfuerzo, en realidad ha alcanzado un cierto nivel de sabiduría y usa ese
logro para justificar el cierre a más experiencias. Una sensación de
“superioridad espiritual” es otro síntoma de esta enfermedad de transmisión
espiritual. Se manifiesta como una sutil sensación de que “yo soy mejor que
otros, más sabio, y por encima, porque yo soy espiritual.”
8. La mente del
grupo.
También se describe como pensamiento de grupo o mentalidad de culto. La
mente de grupo es un virus insidioso que contiene muchos elementos de la codependencia
tradicionales. Un grupo espiritual tiene acuerdos sutiles e inconscientes con
respecto a la forma correcta de pensar, hablar, vestirse y actuar. Los
individuos y los grupos infectados con “mente de grupo” rechazan a las
personas, las actitudes y circunstancias que no se ajusten a las normas, a
menudo no escritas, del grupo.
9. El complejo del
pueblo elegido.
Es la creencia de que “Nuestro grupo está más evolucionado
espiritualmente, es más potente, inteligente y, en pocas palabras, mejor que
cualquier otro grupo”. Existe una importante distinción entre el reconocimiento
de que uno ha encontrado el camino correcto, el profesor adecuado, o la
comunidad correcta para sí mismos, y el haber encontrado “al elegido”.
10. El virus
mortal.
“Yo he Llegado”: Esta enfermedad es tan potente que tiene la capacidad
de ser terminal y mortal para nuestra evolución espiritual. Esta es la creencia
de que “he llegado” al objetivo final de la senda espiritual. Nuestro progreso
espiritual termina en el punto donde se concreta esta idea en nuestra mente,
porque el momento en que comenzamos a creer que hemos llegado al final del
camino, un mayor crecimiento se detiene.
Una parte fundamental del aprendizaje de discernimiento en el camino
espiritual es descubrir la enfermedad del ego y auto-engaño que está en todos
nosotros.
Autor: Mariana Caplan
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