Terapias emocionales. El duelo del despecho
Algunas asistidas en nuestras Terapias de
Reprogramación Emocional nos han pedido que publiquemos las historias que nos sirven
de ejemplo para sus propios tratamientos; particularmente hay un tipo de
consulta que es muy recurrente: la separación o
finalización de una relación sentimental; de hecho, tengo en este
momento una paciente que está en esta situación y a quien vamos a llamar María
(siempre la llamaremos igual).
Resulta que María es una mujer de 22 años; tiene un empleo
estable eso sí, cargado de muchas responsabilidades (tendencia al estrés); por
esta última condición el dinero no es una preocupación; no tiene hijos, vive
con sus padres; es una mujer relativamente alegre, un poco extrovertida, tiene
un buen cuerpo (el cirujano ha ayudado) y solía preocuparse de él, pues era
asidua asistente al gimnasio; le gustan los chocolates aun cuando en este
momento piensa que no son sanos.
María viene de una relación en donde era novia de uno de los
instructores del gimnasio, Mario; él solía alabarle mucho su cuerpo y de hecho
fue quien la exhorto a realizarse la primer cirugía de senos, además solía
cuidarle mucho su alimentación; pero uno de los principales aspectos aparentes
de esta relación era el sexual; a
pesar de que María ya había tenido algunas relaciones sexuales, se ha
encontrado con un hombre mayor que sabe bastante de sexo; al ser extrovertida,
María muestra lo que quiere y cómo lo quiere; Mario, con su experiencia,
termina deslumbrándola; la relación sigue hasta que un día, Mario decide terminar sin una aparente "buena razón", a
juicio de María, quién presenta un cuadro de depresión, que acompaña con una
permanente búsqueda de "razones" y algunos encuentros sexuales
propuestos por Mario, de los cuales María sale cada vez más, vacía y
confundida.
Así, ella llega a mí en una sesión que ha
organizado el departamento de Recursos Humanos de la empresa donde trabaja;
para festejarlas, han organizado un día de spa y yo termino con ella en mi
camilla revisándole algunos puntos de estrés en la espalda y descubriéndole el dolor emocional que se refleja en la parte baja y a la izquierda
de su espalda; una clara señal de un desequilibrio emocional
referido a algo sentimental - sexual.
La atiendo, trabajo digitopuntura para desbloquear este
"nudo"; sin embargo le digo que eso sólo sirve por el momento y le
menciono la real importancia que merece este desequilibrio; María suelta
algunas lágrimas; me dice que lleva algún tiempo tratando de encontrar
"salidas"; le digo que no debería tratar de hacer eso y que sería más fácil ser consciente de lo que siente para que luego,
asimile y actué; María llora deconsoladamente y expresa que eso
quisiera, pero siente que sola, no puede; pide ayuda y la atiendo dos días
después en Terapia de Reprogramación Emocional, en sesiones que aún en este
momento están en curso.
María ha descubierto varias cosas; fruto del desarrollo de
sus terapias ha entendido a qué se parece el olor de Mario; qué siente cuando
lo oye y lo ve y en dónde lo siente; sin embargo me cuenta de que aunque es más
consiente, no ha podido dejar de aceptar a las invitaciones de Mario, lo que le molesta, pues siempre terminan en la cama.
María se sorprende también por los altibajos anímicos que tiene;
a veces está feliz y poco después se encuentra muy triste; también le sorprende
encontrarse "comiendo basura": chocolates y papitas fritas entre
muchas otras y expresa que no puede "cuidar" su cuerpo; tampoco
volvió al gimnasio; se siente gorda y siente que ya no tiene "para quién
cuidarse".
Dentro del diagnóstico que realicé en su momento, encontré
una tendencia a una adicción sexual, pero le propuse a realizar algunos
ejercicios referentes a ese tema y no pudo, por lo que revalué los ejercicios
de campo; lo que sí es claro es una tendencia
autodestructiva y una serie de emociones en las que se encuentra atrapada
(Christine Caldwell llama a esto Adicción Emocional en Espiral, emociones que
generan más emociones y que van sumiendo a la persona en acciones cada vez más
tristes, lúgubres, impropias e irracionales).
Pero, ¿qué es lo que hace que María esté
atrapada? En este caso particular existen dos temas que hay que tratar
profundamente; sin embargo, si quisiera hacer una especie de lista que resumiera este tipo de desequilibrios emocionales,
expondría dos ideas principales, sumadas a algunas creencias irracionales (como
las denomina Albert Ellis); estas serían:
- Traspersonalización de sí mismo: ( es decir, poner a su propia persona en el rol del otro); aquí María deja de ser María, para convertirse en Mario, pensando, actuando y sintiendo tal como él lo haría. (Y María ya no existe).
- Inseguridad de sí mismo: la persona piensa y siente que no podrá salir adelante en forma individual (María piensa que necesitará siempre a la persona que la abandonó, sin recordar que ella era María antes de conocer, estar o compartir con Mario).
Las Creencias Irracionales son diversas, pero casi todas son
como:
- Él/ella es la única persona para mi
- Soy incapaz de sobrevivir por mí mismo/a
- No encontraré a nadie igual
- Nadie me querrá como él/ella.
Tratamiento & duelo al despecho
Existe una explicación racional sobre este tema, que procuro
mostrar a mis asistidas cuando es conveniente; es interesante observar que el
fenómeno tiene tres fases y es mucho más peligroso cuando nuestra pareja se va
sin explicaciones:
1) una pareja se reúne, se agrada y aceptan bailar juntos;
2) en un momento, generalmente en lo mejor del baile, uno de
ellos cierra los ojos, extasiado y el otro decide irse, "abandonando"
sin una señal clara y sin previo aviso; y
3) ante el hecho, la persona que queda en la pista, sigue
bailando por la inercia del movimiento, pues quiere seguir allí y le hiere,
molesta, duele y/o asombra que "los demás" lo vean saliendo así del
baile que "todos" observan; la persona estaba acostumbrándose al
esplendor del movimiento y se niega a renunciar a él; así, simula que otro está
ahí y terminan moviéndose y dando vueltas con una mano imaginaria que gobierna
cuánto dura el baile, cuándo se deben dar vueltas, cuándo estar apasionados y
cuándo sueltos; en fin, esta escena se ve muy jocosa desde afuera, pero la
persona que lo vive tiene una serie de cosillas en las que pensar. Y tendrá una
sensación que gobernará sus días, CONFUSIÓN.
Imagínenselo y se darán cuenta de lo patético del movimiento
y de la importancia que tiene el apoyar a personas con este tipo de
desequilibrio emocional; ojo: no es recomendable entrar a "bailar con
ellas", lo más importante es acompañarlas a salir de la pista.
Quiero recalcar que estas escenas son más frecuentes cuando
la pareja se va sin previo aviso. Cuando se tiene tiempo de asumir o intuir
este evento y podemos hacernos a la idea, el golpe no es tan difícil de superar
(de hecho tengo una paciente que, viviendo con su esposo, desearía que la
dejara y a ella no le dolería una muela); pero cuando sucede la ruptura sin
ninguna preparación, como en este caso, los resultados son devastadores y afectan
principalmente el Ego de quien queda en la pista haciéndose preguntas como: ¿Por
qué me dejó? ¿Por qué no vuelve? ¿Con quién se iría? ¿Amará a otra persona? La
confusión es enorme y las repuestas son totalmente innecesarias, pues no solucionan
mi soledad; más bien, logran ocupar la mente para que sigamos bailando
inconscientemente.
Hay personas que dice que necesitan "tiempo" y así
es; con el tiempo, el baile termina, pues cada vez tendremos menos ganas de
salir a bailar solos, pues es altamente insatisfactorio, incluso para el
círculo de amigos que nos rodea.
La Terapia de Reprogramación
Emocional procurará
entonces un refuerzo vital en la Autoconfianza de la persona, reemplazando el
vacío emocional por el fortalecimiento de la propia persona.
Diagnóstico y Terapia:
"María:
date cuenta de que bailas sola; no debe importarte que los demás te vean bailando
sola; lo que sí debe importarte es terminar ese baile, pues eso te ayudará a
descansar, concentrarte y aprender mas pasos, para cuando llegue otra persona o
cuando sientas el deseo de bailar sola, realmente sola y sin que nadie más que
tú gobierne tus pasos. En la pista verás que nadie tiene porque hacer que
cambies de paso, ni tendrás por qué procurar cambiarle el paso a nadie."
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