Terapias Alternativas:. Nivelación de Chakras.
Por nuestra auténtica naturaleza somos uno con
esa fuerza que se manifiesta en las vibraciones y leyes regulares infinitamente
variadas, en los colores y formas, en los aromas y sonidos de toda la creación.
No estamos separados de nada. El núcleo más íntimo de nuestro ser vive en comunión
inseparable con el ser absoluto, inmutable, omnipresente, que denominamos Dios
y que ha producido y penetra todas las áreas de la existencia relativa. Esta
existencia pura ilimitada es por naturaleza la gloria.
Tan pronto como el silencioso y calmo océano
del ser divino se encrespa en olas de alegría, comienza el baile de la
creación, de la cual también nosotros somos una forma de manifestación y en la
que podemos participar, en todos sus planos, a través de nuestros cuerpos no
materiales y del cuerpo físico.
Sin embargo, perdemos la Consciencia de la Unidad en el momento en que empezamos a confiar exclusivamente en las
informaciones que nos llegan a través de los sentidos físicos y del
entendimiento racional, olvidándonos de nuestro origen y nuestra base divina.
Se produjo entonces una separación aparente que trajo tras de sí la experiencia
real de la angustia. Perdimos el sentimiento de la plenitud interior y de la
seguridad en la vida y comenzamos a buscarla en el ámbito exterior. Pero en esa
búsqueda el ansia de la plena consumación se veía defraudada una y otra vez.
Esta experiencia hizo surgir la angustia por una nueva decepción. También
olvidamos que nunca podemos ser extinguidos, dado que la muerte sólo significa
una variación de la forma externa.
La angustia siempre provoca una contracción y,
por tanto, un agarrotamiento o bloqueo, que a su vez intensifica el sentimiento
de separación y permite que la angustia continúe creciendo. Romper este círculo
vicioso y recuperar la unidad perdida es el objetivo declarado de casi todas
las vías espirituales de Oriente y Occidente.
EXPLICO UN POCO SOBRE LOS BLOQUEOS DE LOS CHAKRAS
Los chakras son esos puntos de conexión en el
sistema energético del hombre en los que se establecen preferentemente los
bloqueos condicionados por la angustia. También pueden existir otros bloqueos a
lo largo de los nadis. Cuando estas contracciones se hacen permanentes,
provocan que las energías vitales no puedan fluir libremente y alimentar
nuestros diversos cuerpos con todo lo que necesitan para reflejar y mantener la
conciencia de la unidad. Cuando la vivencia de la separación, el abandono, el
vacío interior y el miedo a la muerte nos impulsa a buscar en el mundo exterior
lo que sólo podemos encontrar en lo más intimo de nuestro ser, nos volvemos
dependientes del amor y el reconocimiento de otras personas de los placeres
sensoriales, del éxito y de la posesión material.
En lugar de enriquecer nuestra vida, estas cosas se convierten en necesidades perentorias con las que intentamos rellenar el vacío. Si las perdemos, nos encontramos súbitamente ante la nada, y el ligero sentimiento de angustia que acompaña a casi todas las personas se nos presenta otra vez como real. Y, naturalmente, son los demás quienes cogen de nosotros lo que de forma tan evidente necesitamos para nuestra realización y satisfacción. Olvidamos que todos nosotros tenemos nuestro origen común en la existencia divina y que estamos mutuamente unidos en este plano. En lugar de amar a nuestros congéneres, comenzamos a considerarlos competidores o incluso enemigos. Finalmente, pensamos que tenemos que protegernos, sin dejar que determinadas personas, situaciones o informaciones se nos acerquen o se introduzcan en nosotros. Retraemos nuestras antenas receptoras para no tener que afrontar desafíos, y con ello provocamos una nueva contracción y el bloqueo de nuestros chakras.
En lugar de enriquecer nuestra vida, estas cosas se convierten en necesidades perentorias con las que intentamos rellenar el vacío. Si las perdemos, nos encontramos súbitamente ante la nada, y el ligero sentimiento de angustia que acompaña a casi todas las personas se nos presenta otra vez como real. Y, naturalmente, son los demás quienes cogen de nosotros lo que de forma tan evidente necesitamos para nuestra realización y satisfacción. Olvidamos que todos nosotros tenemos nuestro origen común en la existencia divina y que estamos mutuamente unidos en este plano. En lugar de amar a nuestros congéneres, comenzamos a considerarlos competidores o incluso enemigos. Finalmente, pensamos que tenemos que protegernos, sin dejar que determinadas personas, situaciones o informaciones se nos acerquen o se introduzcan en nosotros. Retraemos nuestras antenas receptoras para no tener que afrontar desafíos, y con ello provocamos una nueva contracción y el bloqueo de nuestros chakras.
Sin embargo, la necesidad de reconocimiento
por parte de nuestros congéneres o por un grupo al que nos sentimos pertenecer
es tan intensa que estamos dispuestos a orientar nuestra vida en amplios ámbitos
según las ideas de determinadas personas cercanas a nosotros o según las reglas
sociales generalmente aceptadas, y a reprimir nuestros sentimientos espontáneos
tan pronto como dejen de concordar con las expectativas o convenciones. Esto
sólo es posible si contraemos nuestros chakras hasta tal punto que ninguna
emoción controlada pueda pasar el filtro. Se produce entonces una congestión de
la energía en el chakra afectado. Como las energías no pueden irradiarse ya en
su forma original, se distorsionan, rompen la barrera y se descargan de forma
inadecuada, en forma de emociones intensas y con frecuencia negativas o de un
impulso de actividad exagerado.
Esto se corresponde con una reacción al
bloqueo marcada por el yang. Pero como si se produce una expresión de las
energías, hacia el interior del chakra pueden fluir nuevas energías, que
volverán a descargarse de la misma forma inadecuada.
Una reacción al bloqueo de los chakras marcada
por el yin se manifiesta en una contención casi absoluta de las energías, con
lo cual el flujo energético prácticamente se paraliza, puesto que no se crea
espacio para las energías que fluyen posteriormente. La consecuencia es una
subalimentación de energía vital y una debilidad en la manifestación del chakra
afectado. Las repercusiones de una hipofunción semejante, al igual que de una
sobrecarga de los chakras correspondientes, puedes consultarlas en los
capítulos correspondientes de los chakras. Allí te daremos algunas directrices
generales que, en algunos puntos, podrán diferir de tus reacciones
individuales, puesto que en último término éstas están determinadas por las
experiencias que han causado el bloqueo y que están almacenadas en el cuerpo
emocional y, en menor medida, también en el cuerpo mental.
Estas experiencias almacenadas no las dejamos
detrás de nosotros con la muerte física. Las arrastramos de una encarnación a
la siguiente, hasta que las hemos pulido en el transcurso de nuestra evolución.
Determinan en gran medida las circunstancias en las que renaceremos y las
vivencias que atraemos inconscientemente en nuestra nueva vida a través de la
irradiación de nuestro cuerpo emocional.
No obstante, en cada vida tenemos la
posibilidad de disolver muy rápidamente, desde la propia infancia, nuestras
estructuras emocionales. En un recién nacido todo el sistema energético esta
aún completamente abierto y permeable. Esto significa que en principio toda
alma nacida nuevamente recibe una nueva oportunidad de llevar una vida
satisfactoria. Pero también significa que está abierta a todas las
vibraciones y experiencias, y con ello
también a todo tipo de impronta.
Un recién nacido no puede aún participar
conscientemente en la configuración de su vida, ni puede relativizar sus
vivencias. Por tanto, es totalmente dependiente de la buena voluntad y los
cuidados de los adultos. Aquí radica para los padres una gran oportunidad, y
también una gran tarea.
En las páginas siguientes vamos a describirte
qué influencias necesita un niño en los primeros años de vida para poder
desarrollarse de forma óptima, para evitar nuevos bloqueos y disolver viejas
estructuras.
En nuestra época, muchas almas altamente
evolucionadas esperan a unos padres adecuados en los que poder encarnarse sin
acumular bloqueos innecesarios que podrían obstaculizar el cumplimiento de su
misión en esta tierra. Otras almas querrían reencarnarse en esta época nuestra
de cambio, pues apenas volverá a ofrecerse una oportunidad semejante de
aprender y crecer.
El saber que exponemos a continuación puede
servir de ayuda a los futuros padres para dar a un alma, que podría venirles en
forma de hijo, las mejores posibilidades de partida para el camino de la vida.
Pero también puede ayudarnos a cada uno de nosotros a entender mejor nuestra
propia “historia de los bloqueos” y a manejarla con más facilidad partiendo de
esta base.
Ya en el seno materno pueden iniciarse conatos
de bloqueos en el sistema energético cuando la vida incipiente es rechazada, o
cuando la madre vive en una permanente situación de estrés, puesto que un feto
vive y siente su mundo en gran medida a través de la madre. Una dedicación
amorosa hacia el pequeño ser que se encuentra en el seno materno proveerá a su
sistema energético de las vibraciones en las que se sentirá absolutamente bien
y protegido. Cuando la madre vive los meses del embarazo como un tiempo feliz y
pleno está creando las condiciones óptimas para la vida de su hijo, en las que
podrá descubrir completamente su potencial de felicidad y creatividad.
Un hito importante en la vida de toda persona
es el instante del nacimiento. En determinadas circunstancias, la vivencia del
nacimiento puede marcarnos durante toda una vida, pudiendo ser determinante
para que percibamos el mundo como un lugar amistoso y agradable o como algo
duro, carente de amor y frío. Con el parto, el niño abandona la completa
seguridad física, que durante sus primeros nueve meses de existencia en la
tierra, ha vivido en un estado dichoso de intemporalidad e ingravidez, le ha
proporcionado alimento y protección. Pero el pequeño ser está preparado para el
nacimiento y tiene curiosidad por el mundo. Por eso, un nacimiento natural, en
el que ni la madre ni el niño estén debilitados por los medicamentos, significa
un gran trabajo y esfuerzo, pero al mismo tiempo no supone un choque para el
niño. Para lo que, sin embargo, no está preparado en absoluto es para la
separación de la madre inmediatamente después del nacimiento. Mientras continúe
sintiendo el cuerpo de la madre junto con sus vibraciones familiares y se
sienta acunado en las vibraciones energéticas habituales del aura de ésta, está
preparado para abrirse con plena confianza a las nuevas vivencias.
Además, el contacto corporal con la madre
inmediatamente después del nacimiento supone un profundo vínculo entre la madre
y el niño, que en círculos especializados se denomina “bonding”. Un flujo de
sentimientos amorosos, de energía emocional positiva, fluye automáticamente y
sin participación consciente desde la madre hasta su recién nacido, y no se
interrumpe mientras el niño sienta el cuerpo de la madre o permanezca al menos
dentro de su aura emocional. Esta energía llena a la pequeña alma de confianza
y alegría. Un hecho interesante es que también los padres desarrollan un contacto
más íntimo hacia sus bebés y un entendimiento más intuitivo cuando han estado
presentes en el nacimiento y han podido tocar y acariciar al niño.
Por el contrario, si el recién nacido es
alejado de la madre justo después del nacimiento, experimenta un profundo dolor
por la separación y la soledad. Mientras la madre continúe enviando
conscientemente al recién nacido sus sentimientos y pensamientos amorosos
durante una separación, se mantendrá todavía un contacto, y el niño no estará
completamente aislado del abastecimiento energético que realiza la madre. Sin
embargo, si ella dedica su atención a otras cosas o está cansada o insensible
debido a los medicamentos, también se romperá este contacto.
La pequeña criatura percibe su desvalimiento
en un mundo desconocido y frío en el que se siente completamente abandonada sin
la presencia cálida y protectora de la madre. Esta experiencia es tan violenta
que, en general, el sistema energético del niño no está en condiciones de
procesar los sentimientos terribles y experimenta una profunda impresión, que
tiene por consecuencia el primer bloqueo de las energías.
El bloqueo se muestra preferentemente en la
zona del chakra radical. En el capítulo anterior hemos descrito los ritmos
vitales a la luz de la teoría de los chakras. Mediante la tabla que se adjunta
en ese capitulo puedes ver que en el primer año de vida se exploran las
energías del chakra radical tanto en el tema fundamental de siete años como en
el tema principal de cada año. Junto al dominio del mundo físico y material,
que experimenta su primer punto álgido cuando se comienza a andar, más o menos
a finales del primer año, en este momento adquiere relevancia la formación de
la confianza original. Esta confianza original es la base para un desarrollo
integral y sin miedos de todas las posibilidades innatas en el hombre. Además,
desde el chakra radical y a través de la energía Kundalini se alimentan de energía
vital todos los demás centros. De esta forma, un bloqueo del chakra basal
repercute en todo el sistema energético. No es ninguna casualidad que la
psicología considere el primer año de vida como el más importante en la vida de
una persona.
En esta época, en la que el niño
acumula experiencias predominantemente a través del cuerpo físico, el niño
necesita ante todo el contacto corporal con la madre, y a veces también con el
padre o con otras personas de confianza.
A esta edad el niño no tiene aún un concepto
del tiempo. Cuando llora por soledad o por hambre, no sabe si este estado
terminará, y fácilmente es presa de la desesperación. Por contra, si se
satisface de inmediato su exigencia, se forma en él la confianza de que esta
tierra proporciona a sus hijos todo cuanto necesitan para mantener su cuerpo y
satisfacer sus necesidades físicas. El niño puede abrirse, tanto en el plano
físico como en el plano no material, a las energías nutricias y protectoras que
dispone para nosotros nuestro planeta madre.
Prácticamente, todos los pueblos primitivos
poseen un conocimiento intuitivo de estas relaciones. Llevan continuamente a
sus bebés envueltos en un paño junto al cuerpo hasta que empiezan a gatear, y
ni siquiera lo abandonan cuando el continuo balanceo ha acunado y adormecido a
la pequeña criatura. Cuando el niño comienza a gatear, lo levantan siempre en
cuanto lo desea el niño. Por las noches los niños permanecen junto a la madre
en la cama, y, siempre que sienten hambre, el pecho de la madre está a su servicio.
Los ojos radiantes y los rostros satisfechos de estas pequeñas felices
criaturas hablan por sí solos. Los niños de estos pueblos lloran muy raramente
y están dispuestos desde muy temprana edad para asumir responsabilidad social.
Si en nuestra sociedad una madre también
tuviera esta dedicación durante el primer año de vida de su hijo y dejara en
segundo plano sus propias necesidades, le habría proporcionado a la criatura el
mejor potencial para su vida. Nosotros pensamos que esta inversión realmente merece
la pena. El flujo automático de amor y alegría que se desencadena en la madre
mediante el permanente contacto corporal con el hijo es una amplia compensación
por todas las pequeñas cosas que tal vez no sea capaz de hacer en ese tiempo.
Si un niño pierde los sentimientos de
confianza original, seguridad, satisfacción y protección, al crecer continuará
buscándolos en el ámbito externo y material. Establecerá relaciones con las
cosas en lugar de establecerlas con las personas. Todo empieza con las mascotas,
a las que se recurre como sustituto de la cercanía y el calor humanos. Después
ansía cada vez más nuevos juguetes y chucherías, en una búsqueda inconsciente
de algo a lo que le empuja el sentimiento ligeramente corrosivo de vacío. Y de
adultos son los vestidos hermosos, el coche, los muebles y quizás una casa
propia, así como la posición profesional o social, las cosas a las que
encarecen su corazón la mayoría de los hombres, con la esperanza de recuperar
con ellas el sentimiento de seguridad y satisfacción abandonado en la infancia.
Nuestra sociedad de consumo no podría existir sin esa insaciable necesidad de
la gran mayoría de sus miembros.
Pero también va aumentando el número de
personas que se han dado cuenta que la vivencia de la seguridad y la satisfacción
interiores no pueden alcanzarse mediante los bienes materiales. Parten hacia
una búsqueda interior, y aquí radica efectivamente la única oportunidad de
reencontrar el paraíso perdido que la mayoría de nosotros hemos abandonado con
el nacimiento.
En el segundo año de vida, al tema fundamental
del chakra radical, que se extiende a lo largo de los primeros siete años de
vida, se une un nuevo tema principal de un solo año. El niño que va creciendo
entra en contacto con las energías del segundo chakra. Ahora el contacto
delicado, las caricias y los mimos cobran más importancia, junto al mero
contacto corporal. El niño comienza a descubrir su sensualidad y a experimentar
y expresar sus sensaciones y emociones más conscientemente. Desde este momento
comienzan también a aparecer paulatinamente los contenidos del cuerpo
emocional, traídos de la vida anterior. En su segundo año de vida el niño vive
en primer lugar las estructuras emocionales más fundamentales.
Ahora es muy importante que los padres no traten
de imponer al niño una actitud determinada, pues en ese caso comenzará a
retraer las emociones y a reprimirlas en cualquier forma. Si, por el contrario,
el niño aprende a vivir sencillamente sus emociones, a aceptar la existencia de
las mismas y a tratarlas lúdicamente, podría disolver en poco tiempo todas las
improntas emocionales negativas.
Los padres deberían entender que un niño de
esa edad no expresa ninguna negatividad. Si se pone colérico, sólo es debido a
que se ha decepcionado una necesidad natural. Los gritos enrabietados y las
pataletas liberan el bloqueo producido, y así liberan al niño. Sin embargo, a
la mayoría de los padres les resulta difícil aceptar a su hijo tal como es con
su expresión emocional, puesto que ellos mismos no tienen las cosas muy claras.
Aman a su niño cuando hace esto o deja aquello, y con ello le transmiten el
siguiente mensaje: “Siendo así no eres lo suficientemente bueno”.
El niño asume la actitud de juicio de los
padres, y como no quiere perder su amor, relega las partes de sí mismo que no
son queridas. Esto tiene como consecuencia un profundo efecto energético. Si,
además, falta estimulación sensorial, surge una carencia de confianza original
en el ámbito emocional y se bloquea el chakra sacro.
Después al adulto le resultará difícil aceptar
y expresar sus emociones naturales. Para poder sentir algo necesita un estimulo
sensorial burdo, y desarrolla la tendencia de observar a los demás como objetos
que sirven para su propia satisfacción.
El tercer año de vida pone a la pequeña
criatura en contacto con las energías del chakra del plexo solar. La expresión
emocional se hace más diferenciada, y las explicaciones que hemos dado en
relación con el segundo año de vida sólo se aplican dentro de ciertos límites.
Ahora el niño quiere probarse como personalidad independiente, aprender a
conocer su influencia y decir siempre “no”, para ver qué pasa en tal caso.
Cuando entre los padres y el niño existe una
lucha de poder porque los padres piensan que sólo pueden educar al niño imponiéndole
su voluntad, tal lucha tiene su punto culminante en el tercer año de vida. Si
entonces el niño no se siente querido y aceptado en su personalidad en
crecimiento, se bloquean las energías del chakra del plexo solar. De mayor le
faltará la confianza y el valor para vivir su personalidad individual, para
configurar su existencia según ideas propias y para aprender de las
experiencias negativas. En lugar de eso, se adaptará o intentará controlar su
mundo.
Así continúa el viaje de la pequeña criatura a
lo largo de las energías de los diferentes chakras. Pero dejemos por ahora
estos ejemplos. Con ayuda de la lista de los ciclos vitales y con la
descripción de cada uno de los chakras, te resultará fácil completar tú mismo
el resto del camino.
En todas estas explicaciones
deberíamos tener siempre en cuenta que somos nosotros mismos quienes hemos
elegido las circunstancias de nuestro renacimiento. Nos hemos encarnado en una
pareja determinada para ser correctamente pulidos, para recopilar experiencias
que nuestra alma necesita para poderse desarrollar hacia la perfección
Puede que los menos de nosotros hayamos ido a
unos padres que poseían un entendimiento tan profundo y un amor tan
desinteresado que entre sus amorosas y expertas manos se fundieron, hasta
desaparecer, las últimas estructuras restrictivas del cuerpo emocional. Esto no
significa más que lo siguiente: que en esta vida nuestra misión y nuestro
destino es desarrollar el comprensivo amor hacia nosotros mismos que disolverá
los bloqueos y salvará las partes no deseadas e impuestas de nuestra alma. Sin
ser conscientes de ello, nuestros padres son los primeros maestros que, con su
conducta, hacen referencia a nuestras debilidades, de forma que, partiendo del
dolor y del sentimiento de carencia, acabamos buscando vías para recuperar la
integridad interior. Después asumen esta tarea otras personas y situaciones
vitales que atraemos inconscientemente, y que sirven como espejo para las
partes anímicas de nosotros que hemos reprimido en la zona sombría de nuestra
psique.
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